Bibliografía - Ahmed Rivera-Campos

It has been argued that a learner’s L1 articulatory tendency to produce an American English “retroflex” tongue shape as opposed to a “bunched” one can facilitate Spanish trill acquisition. This is because the American English retroflex is articulated by moving the tongue apex towards the alveolar ridge, while the “bunched” articulation is produced by moving the tongue apex down in the opposite direction to the trill. This study examines this articulatory hypothesis by analyzing the tongue shape of two anglophone learners of Spanish. Ultrasound visualization was employed to create individual lessons centered on: (a) each learner’s type of tongue-shape errors and (b) conducive tongue gestures for trill production. The results illustrate that the participant who presented articulatory tendencies similar to retroflex-like articulations did not show as much improvement as the participant who initially produced a bunched tongue shape. The present study concludes that trill production is affected more by the difficulties associated with motoric learning than with transference of primary language (L1) articulatory tendencies per se.

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Se ha argumentado que la tendencia articulatoria a producir una rótica “retrofleja” en inglés estadounidense en lugar de una “bunched” puede facilitar la adquisición de la /r/ del español. Esto es debido a que la rótica “retrofleja” en inglés estadounidense se articula moviendo la punta de la lengua hacia la región alveolar mientras que en la “bunched” el ápice de la lengua se mueve hacia abajo, el cual es un movimiento contrario al de la /r/ del español. Se examina esta hipótesis articulatoria por medio de un análisis de los movimientos de la lengua de dos aprendices de español anglohablantes. La visualización por ultrasonido se empleó para crear lecciones individualizadas centradas en: (a) los errores en la forma de la lengua de cada participante, así como (b) gestos de lengua propicios para la producción de la vibrante. Los resultados ilustran que el participante que presentó tendencias articulatorias similares a las de una lengua “bunched” mostró mejores resultados después de la instrucción que el participante que produjo una vibrante con la lengua retrofleja. El estudio concluye que la producción de vibrantes se ve afectada más por las dificultades relacionadas con el control motor que por la transferencia de las tendencias articulatorias de la L1 per se.

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