Observatorio IA - Antonio Martínez Ron

Que los humanos introducimos nuestros sesgos en los algoritmos no es ninguna novedad y es una de las principales fuentes de preocupación sobre estas tecnologías. Lo que no sabíamos hasta ahora es que el proceso puede suceder a la inversa: la máquina también puede contagiarnos a nosotros sus errores sistemáticos y estos se pueden perpetuar. Es lo que concluyen las investigadoras españolas Lucía Vicente y Helena Matute después de realizar una serie de experimentos cuyos resultados publican este martes en la revista Scientific Reports. 

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